BBC Martes, 23 de octubre de 2007 - 16:19 GMT
¿Cómo se siente cuando duerme poco? ¿Cansado, emotivo, de mal humor, reacciona de manera negativa?
Lo más probable es que sea así, porque cuando una persona no duerme lo suficiente, los centros emocionales del cerebro reaccionan excesivamente a las experiencias negativas.
Esta es la conclusión a la que llegó un estudio realizado en el Laboratorio de Sueño y Neuroimagen en la Universidad de California, Berkeley, EE.UU.
Sin embargo, lo innovador de este estudio es que en él se proporcionan, a través de escáneres, las pruebas del vínculo neural entre la pérdida o privación del sueño y los trastornos psiquiátricos.
Los insomnes, que son aquellas personas que duermen menos de lo que necesitan, explica Estibill, "una de las consecuencias clarísimas que sufren durante el día es la irritabilidad, el mal humor, pérdida de concentración, pérdida de memoria".
Cerebro primitivo
"Es casi como si, con la falta de sueño, el cerebro revirtiera a una pauta más primitiva de actividad, con menos capacidad para colocar las experiencias emocionales dentro de un contexto y de producir las respuestas apropiadas", aseguró Matthew Walker, jefe de la investigación.
Está super demostrado que la persona que duerme mal, tiene un 40% más de posibilidades de desarrollar ansiedad y depresión.
Eduardo Estibill, Instituto Dexeus
"El sueño parece restaurar nuestros circuitos emocionales en el cerebro, y al hacerlo nos prepara para los retos del día siguiente y las interacciones sociales", añadió Walker.
Walker indicó que la privación del sueño fractura los mecanismos que regulan aspectos clave de nuestra salud mental.
"El punto básico es que el sueño no es un lujo que podemos elegir cuando nos gusta. Es una necesidad biológica y sin él hay un límite hasta dónde puede estirarse la cuerda antes de que se rompa, con consecuencias cognitivas y emocionales", puntualizó Matthew Walker.
El neurofisiólogo Eduardo Estibill le dijo a BBC Mundo que lo recomendable es que los adultos duerman entre siete y ocho horas y hagan una pequeña siesta de 10 a 15 minutos durante el día.
Está super demostrado que la persona que duerme mal, tiene un 40% más de posibilidades de desarrollar ansiedad y depresión.
¿Cómo se siente cuando duerme poco? ¿Cansado, emotivo, de mal humor, reacciona de manera negativa?
Lo más probable es que sea así, porque cuando una persona no duerme lo suficiente, los centros emocionales del cerebro reaccionan excesivamente a las experiencias negativas.
Esta es la conclusión a la que llegó un estudio realizado en el Laboratorio de Sueño y Neuroimagen en la Universidad de California, Berkeley, EE.UU.
Sin embargo, lo innovador de este estudio es que en él se proporcionan, a través de escáneres, las pruebas del vínculo neural entre la pérdida o privación del sueño y los trastornos psiquiátricos.
Los insomnes, que son aquellas personas que duermen menos de lo que necesitan, explica Estibill, "una de las consecuencias clarísimas que sufren durante el día es la irritabilidad, el mal humor, pérdida de concentración, pérdida de memoria".
Cerebro primitivo
"Es casi como si, con la falta de sueño, el cerebro revirtiera a una pauta más primitiva de actividad, con menos capacidad para colocar las experiencias emocionales dentro de un contexto y de producir las respuestas apropiadas", aseguró Matthew Walker, jefe de la investigación.
Está super demostrado que la persona que duerme mal, tiene un 40% más de posibilidades de desarrollar ansiedad y depresión.
Eduardo Estibill, Instituto Dexeus
"El sueño parece restaurar nuestros circuitos emocionales en el cerebro, y al hacerlo nos prepara para los retos del día siguiente y las interacciones sociales", añadió Walker.
Walker indicó que la privación del sueño fractura los mecanismos que regulan aspectos clave de nuestra salud mental.
"El punto básico es que el sueño no es un lujo que podemos elegir cuando nos gusta. Es una necesidad biológica y sin él hay un límite hasta dónde puede estirarse la cuerda antes de que se rompa, con consecuencias cognitivas y emocionales", puntualizó Matthew Walker.
El neurofisiólogo Eduardo Estibill le dijo a BBC Mundo que lo recomendable es que los adultos duerman entre siete y ocho horas y hagan una pequeña siesta de 10 a 15 minutos durante el día.
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