Un robot que se mueve gracias a un "cerebro" biológico (apodado ya 'Frankenbrain' -en alusión al personaje de Frankestein-) creado a partir de neuronas de rata permitirá a los científicos de la Universidad de Reading (Gran Bretaña) tener un mejor conocimiento de cómo funciona la memoria y, así, combatir enfermedades como el parkinson y el alzheimer.
Desarrollado por un equipo multidisciplinar, es capaz de moverse y evitar obstáculos con las "órdenes" que le da este "cerebro", sin ningún tipo de ayuda humana o de ordenadores de ningún tipo.
El conglomerado nervioso de ese cerebro, integrado por 300.000 neuronas, se extrajo de la corteza neural de un feto de rata y se trató posteriormente para separar las conexiones entre las neuronas. Los científicos han colocado las neuronas, procedentes de un cultivo, en un disco integrado por alrededor de sesenta electrodos que captura las señales emitidas por las células, que dirigen los movimientos del robot. Cada vez que éste se acerca a un objeto, unas señales emitidas por los electrodos se dirigen al "cerebro" y estimulan a las neuronas, que responden enviando la orden de torcer a la derecha o la izquierda para esquivarlo.
Debido a que el tejido cerebral está vivo debe permanecer a una temperatura especial controlada por una unidad que se comunica con el cuerpo del robot vía Bluetooth y recibe los impulsos a través de sensores que reaccionan al medio ambiente. (Pero Gordon está aprendiendo solo, cuando él golpea una superficie sólida envía una corriente eléctrica a su cerebro, que recoge esta consecuencia y aprenderá por hábito. Las neuronas se mantienen a tono con nutrientes y antibióticos.)
El próximo objetivo de los investigadores es conseguir que el robot aprenda, para lo cual utilizarán distintos tipos de señales y, sobre todo, que vaya memorizando y reconozca el entorno. Según avance el proceso de aprendizaje, los científicos esperan poder analizar cómo se manifiesta la memoria en el "cerebro" del robot cuando éste visite lugares ya conocidos. Una vez conseguido todo eso, los investigadores bloquearán de forma artificial los recuerdos para recrear los procesos mentales que viven los enfermos de Parkinson y Alzheimer.
(El experimento británico no es el primero en el que se utilizan tejidos vivos para controlar los robots: en el año 2003, Steve Potter, del Georgia Institute of Technology (Estados Unidos), fue pionero en el desarrollo de robots vinculados a tejido neuronal que bautizó con el nombre de "hybrots", en alusión a su condición de robots híbridos.)
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